La sociedad de la información como contexto para redefinir la alfabetización en el siglo XXI


El tránsito entre los siglos XX y el xxI es un período histórico caracterizado por el cruce de diversos y variados procesos sociológicos, económicos, políticos y culturales como son la globalización, la mercantilización de la información, la hegemonía de la ideología neoliberal, el incremento de las desigualdades entre los países avanzados y el resto del planeta, la sobrepoblación y los flujos migratorios del sur empobrecido hacia el norte rico, la reivindicación de los derechos de la mujer con relación al varón, la modificación y crisis del modelo tradicional de familia o el choque entre fundamentalismos de naturaleza religiosa. Es el laberinto de un presente al que hemos llamado sociedad informacional (Area, 2005).


De todo este conjunto de fenómenos la digitalización de la información basada en la utilización de tecnología informática es, quizá, la gran revolución técnico-cultural del presente y que seguramente marcará, al menos en parte, el futuro a corto y medio plazo de nuestra civilización. El uso generalizado de las llamadas nuevas tecnologías de la comunicación e información (ordenadores, equipos multimedia de cedé rom, redes locales, Internet, televisión digital, telefonía móvil, etc.) en las transacciones económicas y comerciales, en el ocio y el tiempo libre, en la gestión interna de empresas e instituciones o en las actividades profesionales, etc., es un hecho evidente e imparable apoyado desde múltiples instancias y al que pocos le ponen reparos.


Ciertamente las tecnologías digitales no son las causantes directas de las profundas transformaciones del mundo en que nos encontramos, pero sin las mismas nuestro presente no sería como es. Existe una interacción dialéctica, simbiótica entre las tecnologías y el contexto social, cultural y económico en que se emplean. Sin una economía capitalista defensora del mercado libre a nivel planetario, sin una sociedad de consumo en masa de bienes y productos culturales, sin la hegemonía política y económica de la cultura occidental, difícilmente las tecnologías digitales hubieran tenido el avance y desarrollo fulgurante producido en estos últimos años. Y viceversa: sin la presencia de las redes telemáticas, ni de los medios de comunicación sociales, o de los ordenadores personales, probablemente el fenómeno de la globalización política, cultural y económica no sería una realidad tal como la conocemos en el presente.